viernes, 12 de mayo de 2017

Lupa: cuarta parte

¡Hola, amigos!


Os traigo la cuarta parte del relato de Lupa recién salido del horno, como quien dice. Sé que la última vez dije que sería la última parte, pero me temo que no va a ser así. Igual que con las copas, nunca se dice que es la última, sino la penúltima, ja, ja, ja.



Por si queréis refrescar la memoria, os dejo la primera, la segunda y la tercera parte, a las que podéis acceder mediante los enlaces.



Y, sin más demora, aquí tenéis la cuarta parte:



LUPA

(Cuarta parte)

Noemí Hernández Muñoz




Llevaba conduciendo más de dos horas. Princesa no sabía a dónde se dirigían, pero comenzaba a pensar que todo había sido una mala idea. En más de una ocasión había estado a punto de cabecear al volante, pero no había perdido la pista del otro coche.


No sabía por qué se alejaban tanto de la ciudad. Habían dejado atrás la urbe hace tiempo y también las salidas de la autovía a los primeros pueblos. En un determinado momento, el coche en el que viajaba la Loba había tomado una salida y Princesa lo había imitado. Desde entonces, viajaban por carretera dejando atrás una población tras otra. Lo único que se mantenía era el continuo ascenso y las lucecitas rojas de los pilotos del coche del Baboso. Daba la sensación de que eran los únicos habitantes del mundo, moviéndose por aquellas carreteras curvadas como sierpes en mitad de la nada, con la luna siguiéndolos por el cielo.

Princesa notaba que la presión le había taponado los oídos. No le gustaba conducir de noche y menos por zonas desconocidas en la sierra. Si ahora tuviera que dar la vuelta, estaba segura de que no sabría cómo volver al club. Se obligó a mantenerse alerta cuando su presa tomó un desvío para seguir su camino por una carretera secundaria. La joven lo imitó y aceleró un poco para no perderlo.

El asfalto era viejo y había muchos baches. Aquello la ayudó a mantenerse despierta. Comprobó el indicador de combustible y vio que, si seguía ese ritmo, en poco tiempo estaría conduciendo en reserva. «¡Mierda! Lo que me faltaba...», se dijo. «Espero no quedarme tirada aquí».

Al poco, notó que los baches se hacían más abundantes y pronunciados y que el coche del Baboso reducía la marcha. Antes de acercarse demasiado, cortó las luces del suyo, casi por instinto. No quería que descubrieran que los seguía. Los baches continuaron y Princesa se dio cuenta de que el asfalto se había acabado. Ahora estaban en un camino de tierra.

«Esto es tomarse demasiadas molestias para echar un polvo», pensó.

Una vez más, meditó cuál sería el motivo. La Loba era la única que tenía permitido atender a los clientes fuera del club. Todas los demás lo hacían en las salas privadas o en las VIP. Debía haber alguna razón. ¿Por qué el jefe se lo permitía?

Poco a poco, un bulto lejano en la oscuridad fue tomando forma a medida que se acercaban. Era una cabaña. Princesa fue dejando que la distancia con el coche del Baboso aumentara. Intuía que, al fin, estaba a punto de desentrañar el misterio. No se equivocó. El coche de los otros se detuvo. El Baboso salió a toda prisa y abrió la puerta del copiloto con cierta caballerosidad para ayudar a bajar a la Loba.

Princesa detuvo su vehículo y cortó el contacto. La noche era especialmente silenciosa entre las montañas y no quería alertarlos de su presencia. Esperó a que entraran en la choza y entonces salió.

Se acercó con sigilo, cuidando de no tropezar. La luna llena brillaba en el cielo y alumbraba lo suficiente par ver por donde andaba, pero los tacones entorpecían su paso y se los tuvo que quitar. Dolía andar descalza entre las piedras, pero era más fácil.

Conforme se aproximaba a la única ventana de la cabaña, un súbito miedo le pellizcó las entrañas. Se detuvo un instante y miró hacia el coche. Era demasiado tarde como para echarse atrás y lo sabía. Al fin, la curiosidad pudo más y se asomó al cristal.



Espero que esta parte os haya gustado tanto como las anteriores. El próximo viernes (¡palabrita de honor!) termino el relato.

¡Eso es todo por hoy, amigos!


6 comentarios:

  1. Desde luego, nadie puede negar que sabes muy bien dónde colocar ese "continuará", Jajajaja. Deseando seguir leyendo! Me temo que ni siquiera me huelo lo que puede estar ocurriendo en esa casa. Un abrazote!!!

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    1. Eso sí es verdad, ja, ja, ja. En el tema del "continuará" soy una maestra, ja, ja, ja.
      Espero no decepcionar a nadie cuando llegue el final. He tenido una semana poco usual y todavía no he podido ponerme a ello...
      ¡Un abrazote!

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  2. ¿Qué habrá tras el cristal? ¡Menos mal que lo leo ahora y ya lo tengo a golpe de clic..

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    1. Entonces vas a lo seguro, ja, ja, ja. Porque la quinta ya es la ultima parte. No os hago sufrir más.
      Un abrazote!😊

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  3. Lo tuyo no es calcular la extensión de tus relatos, ja ja. Bueno, mejor, así siempre podemos esperar un poco más.
    ¡Menuda tensión! Corto, pero intenso. He visto que más adelante has completado y mejorado el relato. Yo he preferido seguir mi ritmo de lectura, pero no se si me aguantaré y me pasaré por esa entrada, je, aunque te comente luego
    Besos

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    1. ¡Qué va! Soy malísima para calcular la extensión, ja, ja, ja. En un principio pensé en hacer un relato breve de un par de páginas, pero cuando vi que con la primera parte el personaje de la Loba exigía más, no podía hacer lo que en un principio tenía planeado. A veces, los personajes son los que llevan la historia más que el que escribe, ja, ja, ja. Al final salieron unas 8-9 páginas. Y lo mejor de todo es que a un amigo le ha gustado y tiene pensado hacerlo en versión audio relato, así que estoy contentísima.
      En la revisión he añadido un par de frases y el final lo ampliado un poco también, para que quede mejor. Eso se lo debo a Ana, que me dio el consejo.
      Espero que te siga gustando cuando llegues al final.
      ¡Un abrazote!

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