domingo, 25 de febrero de 2018

Reseña: Un pedacito de mí, de J. E. M. Celeste

¡Hola, amigos! 


¿Qué tal? Espero que muy bien.

Hoy os traigo una reseñita de un libro de relatos de una joven y talentosa escritora a la que tengo un gran aprecio por la calidad de su pluma y por su corazón inmenso. Es una de las personas más increíbles que me he topado por Facebook y eso es decir mucho, ya que sólo me relaciono con buena gente, como bien sabéis. ¿Que quién es esta escritora tan estupenda? Pues se trata de Cristina Morales Cayo, que utiliza como pseudónimo J. E. M. Celeste. 

Sin más preámbulos, os dejo con la reseña: 


UN PEDACITO DE MÍ 

Autora: J. E. M. Celeste (Cristina Morales Cayo)



Ante todo, debo decir que esta recopilación de relatos me ha parecido encantadora. Si tuviera que definirla con una palaba, diría “espiritual”. ¿Por qué? Porque cada uno de los relatos trata sobre una situación de desánimo ante alguna circunstancia de la vida cotidiana que debe superarse afrontándola desde las emociones, la bondad y las ganas de seguir adelante. 

domingo, 18 de febrero de 2018

Casa de fantasmas: Parte III

¡Hola, amigos!



¿Qué tal? Espero que bien. Yo un poco liada, tanto, que la semana pasada olvidé que me tocaba publicar esta entrada. ¡Os pido disculpas! Entre los estudios y esta cabecita que tengo que no para de pensar y meterse en nuevos proyectos literarios, a veces olvido las fechas en que me toca publicar.


Os dejo la tercera parte de Casa de fantasmas, al final me está saliendo un relato más largo de lo que me esperaba. En parte, porque también me he atrancado un poco con él y me cuesta terminarlo, así que la cuarta parte (que confío en que, definitivamente, sea la última) la publicaré más adelante.

Por si necesitáis refrescar la memoria, os dejo los enlaces a las partes anteriores:

Y ya, sin más preámbulos, os dejo leer tranquilos. ¡Espero que os guste!



CASA DE FANTASMAS



Tercera parte




La hora de la cena llegó y Claudia bajó triunfante por la escalera señorial para recibir a sus invitados. Levantó la cabeza orgullosa al percibir sus miradas de admiración y envidia. Les dedicó su mejor sonrisa y se puso al lado de Marcos. Una vez que despacharon los saludos y las palabras de cortesía pertinentes, entraron al gran salón.