domingo, 8 de julio de 2018

La playa

¡Hola, amigos!


¿Qué tal? Espero que muy bien y disfrutando del verano. Yo vengo hoy a dejaros otro micro que hice con el grupo Nosotras escribimos. Tocaba realizar el ejercicio del tacto punzante y recuerdo que el día que lo escribí a toda prisa tenía ganas de cachondeo, así que ya podéis imaginaros lo que salió, ja, ja, ja.

¡Espero que os guste

LA PLAYA
Noemí Hernández Muñoz






Era un hombre de campo. No le gustaba la playa. Detestaba la sensación de la arena al andar, pues cada grano era como un diminuto cuchillo. Tampoco le agradaba demasiado el agua.

Una vez, mientras se bañaba, lo cercó un banco de algas espinosas y estuvo con urticaria toda la semana. A partir de entonces, decidió que sólo se mojaría los pies cuando no tuviera más remedio que ir. Pasear junto al espigón tampoco fue buena idea: un cangrejo rabioso decidió jugar con sus dedos.
Así, juró y perjuró que no volvería a pisar la playa, hasta que su esposa lo convenció para hacerlo de nuevo.

Llegó el día, clavó la sombrilla y extendió su toalla sobre la arena prometiéndose que no saldría de ella. Un buen libro era más que suficiente para disfrutar. Y cuando se sentó para ocuparse de su lectura

—¡Ay! —Supo que estaba sobre un erizo de mar.




Espero que os haya gustado y, al menos, os haya sacado una sonrisa. Les doy mil gracias a las compis de Nosotras escribimos por haberme ayudado a corregirlo.

Esto es todo por hoy. Confío en que, a partir de la semana que viene ya esté libre, al fin, de las oposiciones y pueda comentar todos vuestros blogs a gusto y con la regularidad con que solía hacerlo antes, que sé que os he tenido muy descuidados a todos durante este año.

¡Un abrazote, amigos!