¡Hola a todos!
Hoy os traigo un microrrelato con un final muy inesperado. Pero, antes, os quiero recordar que el día 9 de septiembre se revelará el nombre del ganador del sorteo. ¿Hay un sorteo y aún no os habéis enterado? Os lo explico entonces:
La semana pasada colgué una reseña de "Lo que amo de Dublín", una novela de Amanda Laneley. La autora cedió una copia electrónica de su obra para sortearla en este blog. ¿Qué hacer para entrar en el sorteo? Sólo tenéis que suscribiros al blog dándole al botón de "seguir", situado a la derecha, o también por correo electrónico, también a la derecha.
Explicado este tema, os dejo con el microrrelato. ¡Espero que os guste!
ATRAPADO
Noemí
Hernández Muñoz
—Antes muerto que en la
cárcel —dijo el chico.
Con una lentitud
deliberada, se llevó el cañón de la pistola a la boca. El gatillo era suave y
sólo tuvo que presionarlo ligeramente para accionar el arma ante los dos policías,
que lo observaron atónitos.
Era el último miembro de
la mafia que quedaba en libertad. La mayoría se había rendido y estaba entre
rejas; otros habían muerto en el tiroteo. Pero él había escapado. O casi.
Los policías, impotentes,
contemplaron la tragedia: el gatillo cedió enseguida y el muchacho cayó al
suelo en una posición forzada, salpicándolos.
Los agentes se miraron
entre sí con desconcierto. ¿Y ahora qué hacían? Uno de ellos disparó a la cara
del cadáver y gritó:
—¡Eso no vale! ¡Teníamos
que llevarte a la cárcel! ¡El juego no termina así!
El chico muerto se
levantó riendo con la cara empapada y disparó a los otros con su pistola de
agua.
Si queréis descargar este relato, podéis hacerlo desde aquí.
Espero que os haya sorprendido el final y, sobre todo, que os haya gustado.
¡Espero vuestros comentarios!
Ufff, lo has etiquetado en "humor", ¡pero con "humor macabro" acertarías más! ¡Genial, amiga!
ResponderEliminarJajaja. Ya me conoces, Ana. Supongo que el comienzo es muy macabro, pero el final es encantador: no son más que unos niños jugando a las pistolas de agua. Ya sabes lo mucho que me gusta despistar al lector en los micros. ¡Un besote!
EliminarJa, jaaaa. Buenísimo. Claro, una vez que lees el final y relees, te das cuenta de que hay pistas: el gatillo que cede con demasiada facilidad (claro, es de plástico, ja, jaa), que salpica al caer (pero no se dice que sea sangre)... hasta que la frase final del policía ya nos aclara todo.
ResponderEliminarMe ha gustado. Bueno, lo que realmente me ha impactado es la imagen. Esa sí que era una pista clara del desenlace, je, je, que no hemos sabido ver. Una idea de lo más sencilla y súper original, te felicito. Por cierto, ese dibujo, ¿lo has hecho con el dedo?, jeee
Besos
¡Hola, Isidoro! Me alegro de que te haya gustado. Es uno de mis micros favoritos. Y sí: la foto del dedo también es mía. La pistola no me salió muy bien, pero lo importante era la idea del dibujo en sí, jajaja. Espero volver a verte pronto por aquí. ¡Un abrazote!
EliminarLa vida nos presenta escenarios misteriosos, jugarretas del destino que nos mueven como a una marioneta. Citaré que tu relato lo asocio con los sueños, en donde la verdad se convierte en fantasía. Te felicito.
ResponderEliminarRoberto Soria - Iñaki
¡Gracias por tu aportación, amigo! Me alegro de que te haya gustado. En un par de semanas (en ésta toca un cuento infantil) publicaré otro de sentimientos más oscuros donde se confunden pesadillas y realidad. Espero que te guste, aunque te adelanto que será bastante violento. ¡Saludos!
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